viernes, 2 de mayo de 2014

Poema sobre Juan Ramón Jiménez


Nació una noche muy fría
en Moguer, pueblo de cal,
lleno de luz y alegría,
con el aire oliendo a sal.

Jugaba con poca gana.
Aislado y meditabundo,
por las puertas y ventanas
se asomaba a ver el mundo.

“Mi príncipe” lo llamaba
su madre con voz melosa
y a Juanito le volaba
por dentro una mariposa.

Enfermizo y delicado,
Juan Ramón con su maleta
se marchó a ser abogado,
y se convirtió en poeta.

El poeta Juan Ramón,
el mago de las palabras
que te llega al corazón
con un solo abracadabra.

Era ya escritor notorio,
pero de frágil salud:
de médico en sanatorios
se pasó su juventud.

Se paseaba a menudo
a lomos de su Platero,
que era un burro muy peludo,
por un estrecho sendero.

Se enamoró de Zenobia,
la persiguió noche y día,
logró que fuese su novia,
su equilibrio y su alegría.

Dieron refugio y hogar
a huérfanos de la guerra
y tuvieron que emigrar
a otro lado de la Tierra.

Recibió un premio excelente,
el de grandes escritores,
por regalar a la gente
sus palabras de colores.

El escritor andaluz,
hasta el fin de su andadura,
repartió versos de luz,
y puñados de hermosura.


De buena tinta,  Lecturas 4º de Santillana

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